Cuando hablamos de exposición, no solo nos estamos refiriendo a la cantidad de luz que veremos en la fotografía, sino a un conjunto de consideraciones que debemos tener en cuenta a la hora de tomar la pieza para evitar que la foto salga demasiado oscura (en cuyo caso recibe el nombre de “subexpuesta”) o demasiado clara (que recibe el nombre de “sobreexpuesta). Para poder encontrar el balance justo, es necesario saber que la foto necesita una determinada cantidad de luz que va a depender de tres cosas: la sensibilidad (ISO), la Velocidad de apertura y la apertura del Diafragma. Estas 3 cosas son las que nos determinan una buena exposición, cuando están bien balanceadas, claro.
En cuanto a la sensibilidad ISO, hay que saber que a mayor sensibilidad, menos tiempo de exposición se requiere en la fotografía para poder conseguir el balance correcto…pero hay un precio que pagar: el nivel de grano o ruido en el resultado de la imágen.
Si hablamos de la velocidad de obturación, es necesario entender que cuanto más rápido obturemos (es decir que se abra y cierre el diafragma o “parpadee” al momento de tomar la fotografía), menos movidas saldrán las imágenes, pero como sabemos no siempre es así puesto que en ocasiones hay que compensar con velocidades más lentas.
Con respecto al Diafragma, tiene que ver con la apertura del mismo: diafragmas más cerrados dan mucha más profundidad de campo, mientras que los más abiertos, nos dan menor profundidad de campo (la profundidad de campo es la zona enfocada por detrás y por delante del plano focal o de enfoque y usualmente se extiende un tercio por delante y dos tercios por detrás del punto de enfoque).
