Eso es lo que debemos de tener en mente si visitamos Londres porque nos puede ocurrir lo mismo que le ha ocurrido a un padre y un hijo.
Klaus Matzka y Loris, su hijo adolescente, viajaron a Londres e hicieron lo que haríamos cualquiera, sacar fotografías de todo lo que nos llama la atención.
El problema es que ellos tuvieron que regresar sin sus fotografías debido a que dos policías les obligaron a borrarlas de sus cámaras digitales «por motivos de seguridad y para prevenir atentados terroristas»; además, les advirtieron que fotografiar cualquier cosa que tuviera que ver con el transporte estaba «estrictamente prohibido».
Ante esto, Matzka explicó en una carta al diario The Guardian: «Entiendo la necesidad de tomar precauciones en esta época por el terrorismo, pero ¿no es algo naive pensar que los atentados pueden prevenirse atemorizando a turistas?»